Superhéroes ibéricos de pata negra
Publicado en El Norte de Castilla.
Las mallas ajustadas, las capas, los trajes ‘raritos’ y unos poderes extraordinarios no son lo nuestro, aunque la estética ochentera y algunos de sus célebres personajes bien pudieran dar al traste con esta máxima.
Nos encanta leer cómics de superhéroes y ver sus películas, aunque casi todos ellos vengan de esas tierras que prometen un sueño americano que todo lo invade: Superman, Spider-Man, Batman y todos los ‘man’ que se nos ocurran gozan de fama internacional y no hay adolescencia que no haya soñado con ellos. Pero el mercado español apenas se ha atrevido a meterse en un terreno pantanoso, inundado por la Marvel y DC Comics, a pesar de intentos tan notables como ‘Iberia Inc’, del guionista Rafael Marín.
Es curioso, sin embargo, pensar que muchos de los grandes ilustradores de estos héroes que, además de poderes, comparten unos traumas terribles, son españoles.
Efectivamente, este extraterrestre del planeta Chitón que trabaja con torpeza en una oficina llamada Llauna S. A. tuvo que cambiar la ‘S’ de su pecho cuando DC Cómics presionó por considerarlo un plagio.
La idea parece un poco retorcida, más cuando el superhéroe creado por Jan nació, sin ocultarse lo más mínimo, como una parodia de Superman en 1973.
Mudo al principio y con guiones de Conti después, que firmaba como Pepe, el superhéroe fue creciendo hasta las historietas largas del guionista Pérez Navarro. Tras ‘Las aventuras de Súper López’ llegaron ‘El Supergrupo’ y ‘¡Todos contra Uno, y Uno contra todos!’, donde encontramos ya al Capitán Hispania (álter ego del Capitán América), Mago (Doctor Extraño), Bruto (La Cosa de ‘Los cuatro fantásticos’), Latas (Iron Man) y la chica increíble (Jean Grey), con sus fantásticos ataques a base de rulos y secador de pelo.
Será en la década de los 80 cuando Jan tome las riendas absolutas, guión incluido, para que el héroe bigotudo comience en solitario a luchar contra grandes enemigos y amenazas cotidianas. Así en ‘Los ladrones del ozono’ combate contra unos extraterrestres dispuestos a robarnos la famosa capa; en la favorita del autor, ‘La caja de Pandora’, se critica aquella corriente del año 84 en la que todo el mundo sacaba libros sobre brujos, ovnis y sectas, y en la última, ‘¡A toda crisis!’, amén de que los gastos de una empresa ‘obligan’ a su jefe a despedirle vemos una intifada provocada por una venta de armamento de un Gobierno al enemigo. Parecidos razonables aparte, las viñetas de Jan están cargadas de buena crítica social con grandes dosis de surrealismo que hacen de este personaje un clásico que sigue sin pasar de moda y que, sin quererlo, hizo que nos olvidásemos de otro gran héroe del mismo autor, ‘Superioribus’ (1998), un tipo pusilánime, sumiso, complaciente y apocado tras el cual se esconde una personalidad secreta.
Cambiando de tercio, conviene recordar que Ibáñez también hizo sus pinitos y presentó a ‘Pepsiman’ (1966), un encargo publicitario de la famosa marca de cola. En ella, un niño con una pistola fabricada con una botella se convertía en superhéroe al grito de «¡¡¡Pepsi-Cola!!!» y deshacía entuertos al embadurnar con esa bebida a todos aquellos que se viesen envueltos en una refriega.
Es lógico cuando el cómic trataba de potenciar la consabida frase publicitaria, «la bebida de la cordialidad», que todos acabasen siendo amigos para toda la vida y finalizasen la historieta yéndose juntos a un bar a tomar ese refresco.
Pero fueron ‘Triada Vértice’ e ‘Iberia Inc.’ uno de los intentos más notables por lograr un grupo de superhéroes ‘made in Spain’.
Otro superhéroe que llegó a las viñetas fue ‘Cálico Electrónico’, un ‘batman’ bajo, gordo y chusco creado por Niko, de Nikodemo Animation, que no duda en luchar contra unos terribles villanos entre los que destacan, a parte de la Wii y el ejercicio físico, los niños mutantes de Sanildefonso, el hombre Meteoro Sexual o Ventri Loco.