Fernando el Intrépido

Un hostelero de Peñafiel adapta al castellano a través de Internet el cómic ‘Alix el Intrépido’, del francés Jacques Martin, junto a internautas de otros países

Entre Ribera y Ribera, entre quiniela y Euromillón sellado; junto a la máquina de Loterías y Apuestas del Estado, Fernando López (de 44 años) por simple pasión se afana cada día en un rincón de su bar Las Cuatro, en Peñafiel (Valladolid), en adaptar al español su cómic favorito, ‘Alix el Intrépido’, obra del francés Jacques Martin, autor que colaboró con este personaje en la revista ‘Tintín’. Sentado frente a la pantalla de su ordenador portátil Fernando hace su parte del trabajo mientras otros internautas también desinteresadamente y a los que no conoce hacen el suyo, incluso desde Argentina.

Unos escanean la edición francesa, otros traducen y dan sentido al texto y a partir de aquí el turno es para el hostelero: «Abro cada página» con un programa de edición, «la centro, la mejoro, elimino las sombras del escaneado y borro el texto de los bocadillos e inserto la traducción». Vía ADSL el trabajo viaja hacia Barcelona donde el creador del proyecto, César Espona, canaliza a través de la página www.alixintrepido.es toda la labor. Posteriormente este barcelonés con orígenes en la localidad vallisoletana de Íscar -su madre- publica por su cuenta y riesgo los ejemplares adaptados de Alix. Ediciones que alcanzan tiradas de 1.300 unidades que además de en el sitio web, pueden adquirirse en librerías como Castilla Cómics en Valladolid, o Alcaraván en Urueña.

El nulo interés de las editoriales españolas por este cómic fue lo que llevó a Fernando a zambullirse en Internet y, como explica, comprobar que «había muchos blogs y foros». Así se produjo el contacto con sus actuales camaradas, a través de la página creada por Espona, un lugar donde compartir noticias, impresiones y ejemplares. Para el peñafielense, quien de niño empleaba la propina de los domingos en el ‘El Capitán Trueno’, ‘El Jabato’, ‘El Guerrero del Antifaz’ o en la adquisición de obras de la Marvel, cada viñeta de Alix es como «un cuadro pequeño donde los paisajes, edificios y vestimentas están reflejados al detalle y tratados con gran rigor histórico». «Cada cómic es una didáctica obra de arte». Después de 30 años, confiesa que aún recuerda el olor de las páginas de los primeros que tuvo en sus manos.

Desde la Ciudad Condal, César Espona explica que las librerías colaboradoras se aventuraron siendo conscientes de que la rentabilidad era mínima, «pero el proyecto les enamoró», y subraya que «esto sin Internet sería impensable». Se consideran una mini editorial que nació y se gesta gracias a los aficionados, y que al utilizar Internet como plataforma, despierta recelos en «algunas librerías poderosas de Madrid y Barcelona que nos han intentado boicotear de una manera indecente. No se han dado cuenta de que Internet lo ha cambiado todo. Se está subestimando su poder», sentencia este experto en la Red.